El Masivo Poder que Surge al Asumir una Intención Positiva</a>
Si prefieres saltar directo a la última sección “En Resumidas Cuentas”, sírvete desplazarte hacia abajo. De lo contrario, te deseo que disfrutes este escrito en su totalidad.
En el curso de mi continuo trabajo con desarrollo en liderazgo y transformación cultural, he tenido amplia oportunidad de divertirme con los participantes de mis talleres/presentaciones y en esos intercambios aprendemos unos de otros. Uno de mis ejercicios favoritos se basa en la Teoría de Douglas McGregor la cual propone que los líderes eligen entre dos tipos de supuestos: La Teoría X y la Teoría Y donde X supone que el trabajador tiene una aversión innata al trabajo evitándolo de ser posible; mientras que la Teoría Y, por el contrario, considera al trabajador libre, maduro y responsable; alguien que disfruta resolviendo cualquier tipo de problema que se dé, de una manera creativa, ejerce autodirección y autocontrol y es confiable. De modo que proyecto en la pantalla, lado a lado, dos grupos de características bajo X/Y, le pido al público participante que me diga si conocen a ciertas personas que claramente pertenecen a la categoría X, a lo que, absolutamente todos levantan su mano. Luego les pido que vuelvan a levantar la mano si honestamente se consideran uno de esos del grupo X, y, obviamente, aquí casi nunca veo una sóla mano levantada. Esta dinámica ocurre idéntico cada que efectúo el ejercicio, lo cual, aparentemente significa que, esos “chicos malos” que realmente se beneficiarían de esta enseñanza y Coaching y a quienes realmente necesito dirigirme los que eluden y evitan mis cursos magistralmente. Parecería que, sin excepción, ¡les estamos sermoneando a los conversos!
La pregunta a continuación, afortunadamente, revela lo que en verdad está ocurriendo aquí. Les pregunto si alguien, ocasionalmente exhibe comportamientos del tipo Teoría X. Nuevamente, muchas manos levantadas. El grupo reunido generalmente aquí se carcajea y admiten estar completamente de acuerdo cuando les hago ver que la razón por la que no levantaron la mano la primera vez se debe a que consideran que su mal comportamiento está justificado, incluso si están conscientes que dicho comportamiento noes correcto, por lo que no se incluyen dentro del grupo perteneciente a Teoría X. Procedo a explicar que esto se debe a que nos juzgamos a nosotros mismos respecto de nuestras intenciones mientras que juzgamos a los demás por su comportamiento, un fenómeno estudiado por psicólogos sociales bajo el rubro sesgo de correspondencia.
Esta misma tendencia de, asumir lo peor acerca de los demás y absolvernos a nosotros mismos de toda responsabilidad, tiende a dominar nuestros pensamientos forzandonos a operar en modo piloto automático. Al menos que nos propongamos con una fuerte intención deliberada a asumir una intención positiva, tenderemos a cuestionar a los demás, y a sus intenciones, con lo cual nos desviaremos hacia un lugar enteramente aparte, donde nuestras actitudes y acciones resultantes no son las que se requieren para crear y avanzar formando relaciones plenas a través de la entrega de resultados extraordinarios.
Lo anterior hace necesario que se configuren y monten sistemas de controles y equilibrio complejos con elevados costos que ascienden a millones de dólares en tiempo y dinero desperdiciado con el fin de monitorear a ese 5% que son las personas que abusan del sistema, en lugar del 95% que sí cumple. Me atrevería a afirmar que para estas alturas te resulta más fácil imaginar a todas esas personas que asumieron una intención negativa de tu parte, en lugar de esas instancias donde haz sido tú quien lo haz hecho así con los demás. Si este es el caso, queda demostrado que el sesgo de correspondencia le ocurre incluso al mejor y nadie es inmune a él.
EXISTEN UN SINNUMERO DE FORMAS EN QUE AL ASUMIR UNA INTENCIÓN NEGATIVA DE ENTRADA NOS SABOTEA TANTO NUESTRA PRODUCTIVIDAD COMO NUESTRA ENTREGA DE RESULTADOS:
Desvía nuestra atención alejándonos de la misión
Mientras nos enfocamos en intentar descifrar porqué las demás personas se comportan de tal o cual forma y/o nos defendemos ante lo que los demás asuman de nosotros, la verdadera cuestión a resolver, para lograr cumplir nuestra misión, permanece sin resolver, lo cual nos propicia a reincidir.Frena la resolución de problemas
Cuando sospechamos la existencia de intención negativa, tendemos a enlistar aliados y nos aseguramos de contar con una posición fortalecida para atrincherarnos en ella, en vez de abordar directamente a la persona en cuestión e intentar remediar las cosas.Inhibe acciones audaces
Al atacar el carácter de otra persona y cuestinarle acerca de sus intenciones aleja a las personas y las orilla a desempeñarse timidamente y a no intentar iniciativas audaces con tal de evitar ser juzgados como sospechosos.Disminuye la colaboración
Tendemos a perpetuar la división mediante “silos” y a fortalecer clichés al buscar refugio y comprensión de los demás a quienes pensamos que están de nuestro lado.Merma la rendición de cuentas
El drama asociado con el asumir que los demás exhiben una intención negativa evita el que veamos y nos sintamos responsables por la parte que nosotros mismos le contribuimos al problema.Daña las relaciones
El resolver las diferencias de opinión cuando todos confiamos en la intención de los demás puede darse mediante productivos debates y discusiones apasionadas e incluso álgidas, sin que estas dañen las relaciones entre personas. El drama asociado con asumir la existencia de una intención negativa puede causar un daño importante a las relaciones, lo cual tomará mucho tiempo en poder ser reparado.
Si crees en el enorme poder que surge al asumir una intención positiva y buscas desarrollar y aprovechar dicho poder, será importante que comprendas las razones y los mitos que evitan que esta sea una práctica más prevalente:
ASUMIR UNA INTENCIÓN NEGATIVA...
Requiere de un menor esfuerzo – Es más conveniente y resulta más sencillo culpar a otro, en lugar de el enorme esfuerzo de búsqueda e identificación de la verdadera causa raíz del problema en cuestión.
Nos exime de toda responsabilidad de problemas que pudieran llegar a presentarse como resultado de las contribuciones que hemos realizado al problema en cuestión – Culpar la mala intención en los demás transfiere la atención lejos de nosotros mismos lo que nos permite evadir responsabilidad por todo aquello que hayamos hecho para perpetuar y tolerar el problema en discusión.
ASUMIR UNA INTENCIÓN POSITIVA SERÁ PERCIBIDO...
Como algo ingenuo, débil, e idealista – Por el contrario, se requiere de una gran cantidad de valentía y coraje para poder asumir una intención positiva y desde esa postura sostener diálogos difíciles con tal de identificar los verdaderos problemas.
No es como si estuviéramos sugiriendo que absolutamente todas las personas tienen una intención positiva – ¡En lo absoluto! Sólo significa que el hecho que una minoría, que constituye el 5% del equipo, albergue intenciones negativas, no justifica que tratemos al 95%restante como si ellos también.
En Resumidas Cuentas:
El asumir intención positiva requiere de (valga la redundancia) una intencionalidad que va más allá de ese modo piloto automático de juzgarnos a nosotros mismos según nuestras intenciones y a los demás conforme a sus acciones. Mantiene el curso de toda la organización enfocado a la misión, acelera la resolución de conflictos, motiva a la acción audaz, inculca una cultura de rendición de cuentas y colaboración, y mejora las relaciones.
El poder masivo que surge al asumir una Intención Positiva
Mantiene a la organización enfocada en la Misión.
Acelera la resolución de conflictos.
Anima a que la gente efectúe Acciones audaces.
Infunde una cultura de asumir responsabilidades.
Incrementa la colaboración.
Fortalece las relaciones.
¡Que tengas una magnífica semana! Te deseo de corazón que Declares Audazmente, Persigas Valientemente y Logres lo Extraordinario, en Abundancia. Como siempre, me gustaría escuchar acerca de tus victorias personales y/o desafíos. Por favor envíanos tus comentarios en el espacio incluido aquí debajo o envíame un correo a amir@theghannadgroup.com
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Sobre el Autor
Amir Ghannad es un orador principal internacional, autor de El Líder Transformador, consultor de liderazgo, catalizador de transformación de cultura y fundador de The Ghannad Group. Ha hecho el trabajo de su vida guiar a los líderes y equiparlos con las herramientas, habilidades y la mentalidad necesarias para crear culturas extraordinarias en el lugar de trabajo que brinden resultados innovadores. (Esta parte es una traducción automática, así que perdone los errores encontrados aquí).
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